Solemos
ver los conflictos como algo negativo, asociado a la violencia. “En mi centro no hay conflictos”, solemos
decir, porque entendemos que no hay situaciones de violencia. Pero la violencia
es sólo una manifestación extrema de algunos conflictos mal resueltos.
Un conflicto se genera cuando personas
o grupos relacionados entre sí perciben que sus objetivos o intereses son
incompatibles. (Boqué, C,2005)
Esto
ocurre a diario en nuestras relaciones con los demás, cuando discrepamos y
tenemos, o creemos que tenemos, necesidades e intereses contrapuestos.
Aunque
no todas las disputas o divergencias implican un conflicto. Hablamos de
conflicto en las situaciones en las que hay contraposición de intereses, necesidades
y/o valores en pugna.
Debemos
entender, por tanto, los conflictos como situaciones, fenómenos naturales que
forman parte de nuestras relaciones y que además son necesarios para el
crecimiento personal y la construcción social. Debemos prever cómo responderemos
a los conflictos que surgen diariamente.
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